La izquierda actual (bastante distraída ) debe aliarse a los liberales clásicos para frenar al fascismo. El fascismo es una degeneración política sostenida por el capital privado en tiempos de crisis. Mientras hay prosperidad y se hacen buenos negocios soplan los vientos propicios al liberal social-demócrata que encuentra sus espacios políticos sin ser tachada de “comunista”.
Una vez que se acaba la fiesta y las clases medias se asustan con las vacas flacas, aparecen en el escenario los agitadores oportunistas del odio. Con la violencia intentan silenciar lo mismo a los liberales que a la izquierda para sostener a la fuerza lo que ya no apoyan los votantes. Eso está sucediendo ya, pero por ahora solo en las redes sociales y algunos candidatos raros. Cuando salga a la calle el fascismo real, nuestras vidas serán peores.
En el sur de la Florida siempre hemos convivido con una derecha latinoamericana que abandona sus países de origen con cierto desprecio por las clases populares. Hablamos de una derecha conservadora, generalmente católica (de misa pero poca bondad) y con ciertos adornos de liberalismo que originalmente no simpatizaba con los fascismos y que admira el modelo cultural anglo-sajón. Esta derecha infectada por la histeria de reacción hacia el “socialismo del siglo XXI ” perdió su vieja compostura y se degeneró rápidamente en ciudades como Miami bajo la influencia de una propaganda que encuentra siempre a voluntarios ingenuos que la reproducen irresponsablemente como si de una moda se tratase.
El fascismo enmascarado de la Cubana-Guatemalteca Gloria Álvarez, oculto bajo un discurso libertario copiado exclusivamente de la corriente estadounidense, ya está siendo reproducido por jóvenes de la racista derecha hispana. Es un fascismo a nivel embrionario que promueve la utopía libertaria mientras espera por su día favorable de marchas contra la democracia. Mientras tanto asumen problemas ajenos derechistas de otros países como es el caso de VOX, partido extremista que pretende en España crear un debate alrededor de las armas cuando ahí no existe ese debate tal y como lo tenemos aquí. Su dictadura pretende ser de clases medias, pero como las clases medias en América Latina no acaban de crecer puede ser que no les quede más remedio a estos revoltosos que aliarse a militares y pastores evangélicos como hizo Bolsonaro en Brasil. Sabemos las religiones establecidas han cometido serios errores al aliarse al poder para mejor controlar sus súbitos pero los problemas superados ahora regresan con el lavado-de-cerebro de los pentecostales a miles de pobres que naturalmente fueran de izquierda si no fuera por la manipulación escapista de pastores materialistas.
La pequeña izquierda en Miami desmembrada, rota y siempre llena de intrigas tiene muy poca energía para frenar las tendencias al fascismo aquí. La nueva derecha cubano-americana educada en las universidades cubanas muchas veces después del 59 (donde casi todos fingieron ser de izquierda) desea fervientemente convertirse en la nueva burguesía exiliada, pero por ahora solo sabe imitar a la vieja derecha batistiana y le falta originalidad.
La nueva derecha tiene como rostros más promovidos a la hija de Oswaldo Paya (nunca involucrada en el proyecto de su padre) y a Eliecer Avila educado como soldado ideológico en la “Batalla de Ideas” (planificada por Fidel Castro en defensa del proyecto socialista). Es lógico que tras 60 de fracasos de la vieja derecha, solo se encuentren sujetos subversivos que han sido educados en el socialismo cubano, pero aún así muchos de los viejos exiliados de la derecha más liberal se preguntan porque se promueve solo a “lideres” educados en el sistema cubano, y porque se mudan a Miami en vez de hacer oposición en la isla donde harían más daño a la Revolución cubana.
Desde el blog Nuevoaccion el anticastrista Jorge León enojado por la decisión de Eliecer y su esposa embarazada de mudarse a los Estados Unidos le enviaba en Agosto pasado un fuerte mensaje a Eliecer: “En Cuba, todos quedaron en shock, no entendían tu traición, la burla hacia todos los aspectos de los Estatutos, que tú mismo redactaste y que ahora violabas de manera tan burda y descarada…Te queda un solo camino a la dignidad, uno solo, dejar a toda tu familia aquí, ya segura, según tus propósitos, y tú, acabar de ponerte los pantalones largos y regresar a Cuba, al frente de los tuyos, solo ese hecho, podría salvar tu honor de las manchas y lodo que has echado sobre tus hombros. Personalmente creo que toda persona tiene derecho de emigrar en busca de la felicidad y Eliecer tiene derecho a dejar atrás su educación comunista y pasarse a posiciones de derecha. Whatever. Cada cual con su vida. Lo que podemos condenar es su “activismo” en la emigración al colaborar con Cubanet, que es financiada esencialmente por nuestro gobierno. No solo le dan mala imagen a los Estados Unidos–también desde el punto de vista nacionalista cubano es un problema.
Es condenable también el activismo de la empleada de Radio Marti Rosa Paya con sus ofensivos proyectos financiados por entidades extrañas a la nación cubana como la National Endowment for Democracy. Su falta de creatividad y coherencia es evidente cuando busca protección de los Estados Unidos como perseguida política pero viaja a la isla sin mayores dificultades para divertirse en un lugar donde hasta conserva propiedades.
La cultura globalista ha tenido éxito en frenar la rebelión contra las clases dominantes encausando todo enojo contra el prójimo, contra el semejante, contra todo posible competidor. Sin embargo, si te rebelas contra un gobierno popular o de izquierda, recibes el apoyo de los grandes medios de la derecha internacional que dicen que las Revoluciones son malas. Esta doble moral es una de las cosas malas que trae la globalización junto al consumo acelerado de todo tipo de energías y el rebrote del fascismo oportunista.
Estados Unidos es vulnerable al fascismo hoy más que nunca. Mientras se intentan levantar muros contra los pobres del sur en la frontera, la derecha fascista que hoy logra mudarse a nuestras ciudades trae consigo desde el sur su cultura totalitaria, sus dogmas anti-comunistas y su tendencia a la violencia contra-revolucionaria.
En las redes hacen circular propaganda de odio hacia representantes estadounidenses que no son de su agrado y hacen llamados a la violencia totalmente ilegales como este que muestro arriba contra la representante demócrata por el distrito 14 de New York Alexandria Ocasio que literalmente dice: Destruir-Alexandria Ocasio-Cortez.
Los jóvenes de clase media en Nicaragua o Venezuela que protagonizan manifestaciones violentas en las calles al enfrentarse a los agentes del orden o a colectivos de vecinos que no comparten su agitación, no luchan contra dictaduras militares sino contra democracias excesivamente participativas. Aunque adornan su agitación a menudo con símbolos, banderas o canciones de la izquierda revolucionaria, no logran ocultar su desprecio hacia los trabajadores y campesinos pobres.
La afirmación estúpida y repetitiva de: “el socialismo no funciona” no es contra una Rusia soviética que intenta llevar su Revolución a todo el planeta, sino contra el otro ciudadano, contra el jubilado, el deshabilitado, el pobre desempleado y el niño necesitado de ayuda. Odian el Seguro Social, las bibliotecas públicas, los derechos laborales, las escuelas publicas, los bomberos, los helicópteros de rescate y todo lo que en Estados Unidos conquistó hace mucho la sociedad civil. Producto del conflicto de intereses, los pobres habían alcanzado en algunas selectas regiones del mundo un nivel mejor de vida. Creo que algunos llegaron a pensar que los ricos nos enriquecen por salpicaduras y que los gobiernos son el pueblo. No, lo que tuvimos, se lo arrebatamos.