Entrevista que me hizo Arnaldo Mirabal Hernandez

By Yadira Escobar on

Yadira Escobar U.S

A Yadira Escobar le conocí en las redes sociales. A la primera impresión -que casi siempre nos engaña- pensé que se trataba de una turista de paseo por la Isla, cautivada por las bellezas recurrentes de La Habana, como el Morro o el Malecón. Eso sí, me llamó la atención la plasticidad de sus fotografías, y quizás sea este el motivo por el cual se me grabó su nombre.

Grande fue mi asombro cuando días después, leía una crónica de viaje en el sitio alternativo www.contrainjerencia.com, bajo la firma de la propia Yadira Escobar. La joven describía las impresiones de su visita y me extrañó su mirada desprejuiciada y objetiva sobre la realidad cubana. Al instante decidí indagar más sobre ella.

Fue entonces que supe se trataba de una cubano-americana que había emigrado de niña bajo la condición de exiliada política, dado que su padre resultó acusado por actos contra la seguridad del Estado cubano.

Pero más me llamó la atención que ese triste acontecimiento  no ensombreció sus sentimientos hacia la tierra que le vio nacer y que define como su Patria.

La contacté también mediante las redes sociales con algunas reservas, lo confieso, y me satisfizo hallar a una auténtica cubana, que le gustan los tostones, e incluso puede llegar a tutearte al entablar una conversación.

Se declara defensora acérrima de la soberanía de Cuba, crítica de la Extrema Derecha de Miami, y no titubea a la hora de definir a los mal llamados disidentes, como asalariados de Estados unidos sin apoyo alguno del pueblo cubano.

 -Yadira, háblame de tu infancia. Cómo recuerdas la Cuba de tu infancia.

-Solo fueron 6 años los que viví allá, pero la vida en Cuba fue tan intensa e impactante que logré almacenar un extenso y variado repertorio de recuerdos. Se dice que en los primeros 5 años se aprende lo fundamental para desarrollar el futuro carácter, y no dudo que la cotidianidad del pequeño Camagüey me marcó para siempre.

“Recuerdo al bodeguero apuntando en la libreta de abastecimiento, la guagua pública cerrando las puertas por accidente con mis padres dentro, y dejándome sola en la parada.

“Como mi mamá quería que me fuera del país sabiendo leer y escribir, me puso en primer grado antes de tiempo, y la natural indisciplina de prescolar me atrajo cuclillas como castigo, y hasta un cocotazo. Corriendo por la Avenida de los Mártires, me raspaba las rodillas.

“Eran los días del llamado “Periodo Especial”, y recuerdo las primeras “shopping” con vidrieras más que discretas, tapiadas con cartones, donde para entrar mostrabas la divisa (el dólar).

“Aún me parece que fue ayer la noche que derrumbaron el muro de Berlín y escuché a mi papá decir: “el comunismo se está cayendo”.

“A comienzos del Periodo Especial, sufrí una caída y terminé con una herida en el muslo. Mi mamá me cargaba buscando un carro disponible para que me llevaran al hospital, y no puedo olvidar como me cosieron el muslo rasgado sin anestesia alguna. Todavía tengo la enorme cicatriz.

“En aquella Cuba que viví, de carriolas inventadas, caminatas a sol de medio día, aventuras en casa de vecinos, etc. experimenté como cualquier otro niño de cualquier otro país sensaciones comunes: aprendí, sufrí, reí, lloré, y perdí mi primer diente en un apagón bajo una chismosa, comiendo frijoles negros.

“No fui una niñez privilegiada ni miserable, y hoy en día he llegado hasta alegrarme de que el gobierno nos retuviera la tarjeta blanca de salida por 4 años. De lo contrario no pudiera hoy jactarme de haber nacido en mi Patria, y no pudiera compartir la más usual memoria de mi generación en Cuba: sentarme bañadita y contenta a las seis de la tarde para ver los muñequitos, justo cuando empezaba de sopetón un apagón”.

-La partida. ¿Cómo te enfrentaste al cambio?  

Nuestra salida de Cuba fue devastadora, casi una tragicomedia, o una odisea épica en pequeña escala. El transporte estaba dificilísimo y si no fuera por la milagrosa ayuda que nos prestó un señor desconocido, que en medio de una noche oscura habanera, perdidos y desesperanzados como buenos guajiros, nos montó en su auto y nos llevó a Rancho Bolleros, sin cobrarnos ni un centavo.

“Recuerdo que por la madrugada caí dormida y amanecí en una silla del aeropuerto. En esa época uno rompía para siempre, y cuando en el avión observé las casitas de Miami tan organizaditas con sus icónicas piscinitas, me invadía la tristeza, pero ya no tenía lágrimas de tanto llorar.

“El contraste entre una isla sufriendo uno de sus periodos más devastadores, y una nación tan poderosa, me asustaba. Las personas eran tan diferentes, distantes, absorbidos y atrapados en esta gran maquinaria; y uno era tan insignificante…

“Algunos miamenses fueron hospitalarios, otros bastantes hostiles. Recuerdo que el doctor que nos realizó un chequeo médico, no dejaba de asombrarse que llegara de la isla socialista con una hemoglobina 16, y hasta le agarraba a mi papa el brazo con asombro.

“No concebía que mi padre tuviera bíceps y la hija no fuera anémica. Recuerdo que seguí por TV la ola de balseros y no eran muy bien vistos por los Cubanos de Miami. Eso fue algo que capté nada más llegar. Además de que el cielo era más turbio y caían más truenos que en cualquier otra parte del mundo. En Miami había mucho resentimiento y tenías que tener mucho cuidado con lo que decías.

-Salir de Cuba seguramente representó una ruptura para ti. ¿Se hablaba de Cuba en tu casa?

-No me crié en Cuba, pero mis padres se aseguraron de transmitirme al máximo la cultura que dejamos atrás. Cada dicharacho popular, expresión antigua y hasta los chistes de la Cuba de los 80 me acompañaron, sumado claro a la gran colección de muñequitos rusos que según ellos me ayudarían a librarme de los males de mi nueva sociedad.

“Confieso que a los 15 años yo era incapaz de leer con fluidez La Edad de Oro, se me trababa la lengua. Escribir como casi una analfabeta me asustó lo suficiente para esforzarme mejor en mantener viva mi herencia del castellano. En casa yo escuchaba con paciencia todos los relatos sobre Cuba, pero no sabía como terminaría ese capítulo inconcluso en mi vida.

“¿Nunca más regresaré?, me preguntaba. Yo podía perfectamente dar la espalda y deleitarme con la cultura más cercana a mí en ese momento, pero no se renuncia a la tierra que te vio nacer. La isla por la cual mis antepasados mambises derramaron su sangre no quedaría nunca en el olvido.

-Te enfrentaste a una nueva cultura. Aunque eras muy niña ¿fue difícil para ti asumir otro idioma, otras costumbres?

-El kindergarten con Barnie al TV, y colorear el alfabeto era extraño y muy diferente a la metodología de la enseñanza en Cuba. No entendía porque las maestras me obligaban a escribir en molde cuando mi letra cursiva era perfecta.

“El inglés lo aprendí en las vacaciones de verano, antes de ingresar al primer grado, viendo sin cesar casetes tras casetes de muñequitos. No salí mucho en ese tiempo, pero Disney logró ser parte de mis memorias, en especial “El Rey León”, filme del que memoricé todos los diálogos.

– Leí en tu blog que tu papá era preso político, háblame de él, y cómo influyó en tu percepción sobre la realidad cubana.

-Mi papá fue acusado en 1986 de “Actos contra la Seguridad del Estado” en la Causa 8/86. Yo no había nacido aún, pero sí recuerdo cuando tenía unos cuatro años, haber visitado a mi papá en un lugar sin ventanas y en presencia de hombres con uniformes.

“Según supe después, eso fue en 1991, en un segundo arresto, y el cuartito lleno de uniformados se me quedó grabado en la memoria.

“Más tarde, en 1992, yo  misma experimenté un registro policial bastante traumático en mi hogar del que no me gusta mucho hablar, y del cual pude sacar muchas lecciones sobre los límites y facultades que deben regir el trabajo de las fuerzas policiales.

“Volviendo a la primera causa del 86. Debo añadir que en aquella ocasión mi padre fue acusado de ser jefe de un grupo clandestino, y ciertamente violó la legalidad del país. Pero jamás recibió órdenes o dinero del extranjero, y hago hincapié en su nacionalismo, porque es precisamente a partir de su ejemplo, que yo defiendo la soberanía de Cuba frente a todo tipo de injerencia, y no dejo de asombrarme de los disidentes que reciben salarios por su activismo dentro de Cuba.

“Mi padre siempre me enseñó a ser muy crítica, pero de manera constructiva, y sin favorecer jamás la injerencia de los extraños en los asuntos internos de Cuba.

“En Miami, a donde emigramos en 1994, solo he visto intolerancia, rencor y demasiada manipulación de la palabra libertad. No hay nacionalistas entre la Extrema Derecha que gobierna en el sur de la Florida. Junto a mi padre formé parte de un proyecto multimedia llamado “Grupo Caimán”, que trataba de promover sentimientos patrióticos en nuestra comunidad para frenar el anexionismo cultural, la intolerancia y el rencor.

-Cómo llegaste al periodismo. Cuándo sentiste la necesidad de abrir tu blog, y coméntame sobre tus experiencias en el sitio digital Progreso Semanal.

-Al periodismo llegué de forma natural, cuando hacia los vídeos para Grupo Caimán, entrevistando a personas conocidas en nuestra comunidad. Poco a poco me topé con una resistencia enorme en los medios controlados por la Extrema Derecha. Un canal local de televisión llegó a declararme públicamente como “agente” plantado por el gobierno de Cuba en Miami, simplemente por pensar diferente.

“Recibí amenazas de todo tipo y cuando traté de obtener una explicación del canal de televisión desde donde se difamaba a mi padre y a mí, no hubo respuestas.

“Es en este punto que decido abrir mi blog para decir lo que la prensa establecida le niega al pueblo de Miami. Aunque cientos de personas diariamente entran al blog, se que no todas están de acuerdo con lo que escribo, pero lo importante es que cada vez más se escuchen voces diversas en una comunidad tan cerrada e inmovilista como la de Miami.

“En Progreso Semanal (www.progresosemanal.su) comencé a escribir una vez al mes, pero ahora lo hago semanalmente. Me gusta esa revista pues es un medio alternativo desde donde se tocan temas que ni remotamente son tratados por los medios establecidos.

-¿Te consideras emigrada, exiliada, cubanoamericana, cubana de la diáspora?

-Salí de Cuba como refugiada política, así que era una exiliada durante los 15 años que viví fuera y sin planes de volver. Perdí la condición o “status” una vez que regresé a Cuba, pues el acto de retornar rompe la clásica definición.

“Reconozco que soy una cubana-americana, pues no puedo negar que ambas culturas coexisten en mi vida. Me marcó mucho la cultura estadounidense, pero siempre me negué a una transculturación total. Era mi deber ofrecer un mínimo de resistencia, pues uno no puede perder la identidad.

Cuando leo tu blog estoy en presencia de una periodista aguda, con una visión desprejuiciada al abordar el tema Cuba. ¿Ha sido para ti difícil realizar ese tipo periodismo en Miami?

Ha sido bastante difícil porque Miami es una ciudad donde no existe una cultura de tolerancia. Esta ciudad ha sido siempre la capital ideológica de las derechas latinoamericanas. Aquí terminan residiendo lo  mismo antiguos torturadores de las ultraderechas centroamericanas, que terroristas cubanoamericanos.

“La burguesía hispanoamericana asustada de sus propios errores, a menudo también se escapa con sus capitales financieros y viene a vivir a este lugar. La radio,  la televisión y la prensa escrita, como es lógico sirven a esos intereses. Entonces tenemos a una clase de periodistas que solo sabe hacer alabanzas al capital, mientras desconoce al pueblo trabajador de Miami.

“Al abordar el tema de Cuba desde posiciones más objetivas, inmediatamente soy calificada por esos seudo-periodistas como “comunista al servicio del gobierno cubano”, y han tenido el descaro y la falta de profesionalismo de decirlo públicamente en programas que dedican al tema cubano.

-¿Has sentido miedo o sufrido amenazas? 

No, nunca he sentido ni una pizca de miedo. No es guapería de barrio, ni ignorancia acerca de lo que son capaces de hacer los radicales que están en contra de la prensa alternativa.

“Me han amenazado por supuesto, sobre todo después de que el “periodista” de origen dominicano Oscar Haza dijera públicamente en su programa de TV, “A Mano Limpia”, que mi padre Reinaldo Escobar era un agente plantado por Cuba en Miami con falsa identidad, para hacerse pasar por el esposo de la bloguera Yoani Sánchez y así crear confusión.

“Otro día llegaron a decir que yo también era una persona “plantada” por el gobierno de Cuba para ofrecer posturas más frescas y así favorecer las reformas de Raúl Castro. Por esas acusaciones paranoicas de los medios, sufrimos un ataque sobre el cual no quiero dar detalles. Los efectos negativos de la propaganda manipuladora nunca lograrán desanimarme, ni mucho menos detenerme. Soy casi una fanática cuando se trata de la soberanía de Cuba.

-En el diferendo EE.UU.-Cuba, la Extrema Derecha ha saboteado cualquier intento de acercamiento entre los dos gobiernos. ¿Crees que en un futuro pudieran existir buenas relaciones entre ambos países?

Para usar una frase muy cubana, pongo las manos en la candela de que EE.UU. y Cuba normalizarán las relaciones diplomáticas. Mi corazón vive entre estos dos países, así que es lógico que sueñe con ese día.

“La extrema derecha durante mucho tiempo ha saboteado cualquier intento por  iniciar una amistad política entre Washington y La Habana, pero su tiempo esta contado. Es mejor tarde que nunca, y quien ríe último ríe mejor, pues al final del día el amor vencerá.

-¿Qué opinión te merece la extrema derecha de Miami?

-La extrema derecha en esta ciudad tiene mucho poder. Posee dinero, y un tejido político totalmente perverso. Se vale de las leyes de la sociedad norteamericana para lucrar, mientras desvía la atención de la comunidad hacia el tema de Cuba y así encubrir sus delitos. Le teme al pueblo, y hace todo lo posible para que los ciudadanos no participen en la política. La extrema derecha de Miami es antidemocrática en principio y fascista en sentimientos.

-Se dice que existe una nueva generación de cubanos con una postura muy diferente respecto al tema Cuba, y que cada vez son mayoría ¿Entonces por qué salen electos continuamente  representantes de esta extrema derecha?

-La corrupción de la clase  política es enorme, y no existe una prensa crítica que los cuestione o que investigue su conducta. Cuando te enteras de que un alcalde fue arrestado por corrupción es porque el FBI ha trabajado bien y la prensa llega al final y comenta lo que pasó, superficialmente.

“Ese tipo de prensa tiene una gran importancia en las elecciones, y cuando se inicia una compaña electoral para cargos públicos, inicia un bombardeo audiovisual financiado por los mismos grupos económicos que luego robarán al contribuyente desde posiciones administrativas parte de la riqueza pública.

“Es un circulo vicioso que nunca acaba. Mantiene permanentemente enajenado al pueblo trabajador que no cuenta con representantes genuinos de sus intereses. No es extraño que al final los profesionales de la política local sigan ganando elecciones con promesas que no cumplirán basadas en pura propaganda.

“No hay que olvidar tampoco que aunque existe una igualdad de oportunidades para que legalmente surjan políticos más identificados con el pueblo trabajador de Miami, vivimos en un sistema donde el orden social no está basado en democracia participativa, sino en la representativa.

“Ya sabemos el papel del dinero en este orden piramidal, donde los de abajo no tienen protagonismo. Estados Unidos atraviesa una crisis política desde el día en que el gobierno intervino en el mercado para salvar los bancos, y favorecieron aún más las tendencias antidemocráticas.

“Ya todo el mundo sabe que no somos iguales ante la ley ni siquiera para competir, pues jamás el gobierno salvó a un pequeño comerciante en desgracia. En medio de esta crisis la clase media se irá extinguiendo, la corrupción aumentará y surgirán tendencias fascistas en los políticos.

“Creo que el pueblo trabajador abrirá más los ojos a la
cruda realidad, y esto favorece la toma de conciencia para que salgan a votar por políticos que los representen mejor.

¿Podrían emerger en el escenario político de la Florida nuevas figuras que promuevan un acercamiento con la isla? 

La Florida es un Estado riquísimo, pero la riqueza no está distribuida, sino concentrada en grupos con una agenda política conservadora. Esos grupos económicos solo por razones de mercado pudieran dirigir su brújula hacia el acercamiento que se necesita, y por ahora no es su prioridad.

“En cambio existe una clase media que sí saldría ganando junto a la clase trabajadora de producirse tal acercamiento, a causa sobre todo de la crisis que padecen ambas clases. La única salida para el grave problema de desempleo y destrucción de la clase media empresarial en la Florida es que Cuba sea parte de nuestras relaciones económicas.

“No es normal, ni siquiera desde posiciones capitalistas, que no tengamos comercio con el país más cercano a nuestra economía. Las barreras y los bloqueos son contrarios al mercado, y solo falta que lo entiendan los votantes de la Florida.

“El reto consiste en lograr que aparezca en el escenario esa clase de políticos que representen los intereses de las mayorías. En una palabra, necesitamos políticos demócratas que logren involucrar al pueblo en el proceso electoral. Si la mayoría vota, con seguridad habrá acercamiento.

-Hace un rato te referiste a la prensa de Miami. Cómo calificas el periodismo que realiza El Nuevo Herald o Diario Las Américas, y qué los diferencia de Progreso Semanal o La Tarde se Mueve.

-Siempre he condenado la mentira. La verdad ante todo aunque duela. El Nuevo Herald toca las noticias desde posiciones liberales y trata de apartarse de la ultraderecha, pero depende económicamente de la burguesía de Miami, así que está condenado a no decir toda la verdad, y eso una forma más de mentir.

“Por su parte Diario Las Américas es el portavoz oficial de la derecha latinoamericana radicada aquí. Por tanto es mucho más conservador que el Herald, y enemigo de todo lo que sean causas populares. Este diario es el favorito de la extrema derecha.

“La enorme diferencia entre dichos diarios y Progreso Semanal, radica en cómo se concibe la igualdad ciudadana. El Herald y el Diario Las Américas representan una visión del mundo concentrada en los mercados y las libertades burguesas que esos mercados necesitan.

“En cambio, Progreso Semanal trata asuntos de intereses más humanos, en el área social, es decir una visión más ética de la noticia, basada en el interés general de los ciudadanos.

“La Tarde se Mueve es en la radio el oxígeno que Miami necesita para compensar el derechismo totalitario que sufre nuestra área. No comparto algunas ideas de Edmundo García, pero él con mucha pasión dice lo que mucha gente de este pueblo quisiera decir, y representa a un sector de la población.

“Dicho programa es imprescindible para una cultura más democrática en el condado Dade. Ser periodista es asumir con total seriedad la responsabilidad de servir a miles de personas y creo que el público merece respeto a la hora de transmitir información acerca de Cuba.

-¿Cómo defines a la llamada disidencia cubana? 

 -Creo que ser “disidente” hoy en Cuba es una de las formas picarescas de vivir de un cuento que se escribe fuera del territorio nacional.

“El dinero que desde los Estados Unidos se destina para su “activismo”, desnaturaliza cualquier pretensión de estas personas por presentarse como sujetos independientes.

“Me imagino que hay personas en Cuba que disienten de las políticas del gobierno, y nadie les paga por ello, pero las figuras que a golpe de propaganda nos presentan los medios, son absolutamente serviles a una voluntad extranjera que les orienta en todo momento cómo desarrollar sus proyectos desestabilizadores, contrarios al bienestar general.

“Su escasa popularidad dentro de Cuba se debe a que lo que hacen es por dinero o visas de emigrante, y esa no es una causa elevada. Por otra parte, al conocerse lo de los pagos monetarios, estos grupos atraen como un imán a toda clase de aventureros y delincuentes que violan las leyes con tal de lograr un vídeo sensacionalista que complazca a sus patrocinadores en el extranjero, y eso les quita legitimidad.

-Hablemos ahora de tu visita a Cuba. Hace poco, y después de casi 20 años visitaste la Habana por primera vez desde tu partida en el 94, pero ya antes, en el 2008, habías visitado a tus abuelos en Camagüey. ¿Cual fue tu impresión al visitar la capital después de tanto tiempo? 

En el 2008 visité mi provincia natal, y pude abrazar a mis cuatro abuelos después de 15 años sin verlos. Esa visita familiar me puso en contacto con mis parientes y con el pasado. Fue importante desde el punto de vista sentimental, pero la provincia no es el mejor lugar para ver de cerca las reformas tan importantes que implementa el gobierno encabezado por Raúl Castro.

“La capital de todos los cubanos es el centro político de dichas reformas y allí, en medio del cosmopolitismo de toda gran urbe, se pueden apreciar mejor los defectos o virtudes nacionales, no marcados por el espíritu provinciano.

“Me encantó La Habana y me gustó andar por sus calles. Llegué junto con el primer frente frió, y paseando por su malecón terminé empapada por las inmensas olas. Un día de 1994 salí desde La Habana y siempre mantuve en mis memorias el recuerdo de mi padre mostrándome las vistas frente al mar, mientras me decía que no olvidara esas imágenes, porque nos íbamos de Cuba.

“En esta visita puse mis pies en el mismo litoral, y fue impresionante, porque recordé de golpe muchas cosas. El habanero tiene su acento y manera de hablar, es más cosmopolita y tiene mayor roce con extranjeros. Pero es un gran cubano consciente de la soberanía de Cuba, y eso me gustó, porque me crié en una ciudad donde se dicen muchas mentiras sobre Cuba, y en particular contra La Habana.

“No solo visité museos y galerías de arte, anduve por Centro Habana y observé de cerca esos edificios dañados por el tiempo, y vi como están tratando de reparar lo que pueden. La Habana y su gente me dejaron muy grata impresión.

¿Cómo fue el reencuentro ¿Cambió mucho Cuba en estos 20 años? 

La primera vez que regresé a Cuba me sorprendió mucho el cambio profundo que había ocurrido en la sociedad. Supongo que la mayoría de los viajeros experimentarán ese sentimiento. Me entristeció el paso del tiempo. Algunos vecinos habían muerto y los niños de mi edad ya eran adultos y hasta con hijos.

“Presencié nuevas costumbres, frases populares, gustos y se escuchaba otro tipo de música, pero seguí visitando la isla y me actualicé. La vida es cambio y es saludable el progreso.  Me gusta mil veces más el rumbo que ha tomado la Cuba del presente, y como van dejando atrás los errores del pasado.

¿Te sentiste una turista o extranjera? ¿O una cubana que se alejó un poquito? 

El cubano que vive afuera no es el único que cambia. Los nacionales a veces modifican más radicalmente sus costumbres. Frente a una cultura ajena, no te queda más remedio que asimilarla o aferrarte a tu nacionalidad.

“En el primer viaje me tomaban por extranjera, quizás porque andaba con cara de boba y despistada, pero ya estoy más a tono con mi país de origen. Aclimatarse es muy fácil en una tierra tan acogedora, y aunque tenga dos o tres costumbres diferentes, se que llevo el cuño permanente de “Made in Cuba”.

-¿Qué representó para ti este viaje? 

Seguiré siendo fiel a mi legendario Camagüey pero me enamoré profundamente de La Habana. Por algunos rincones pude visualizar el futuro que se acerca, pude ver el gran potencial de esa ciudad. También tomé más conciencia sobre la importancia de salvaguardar la soberanía. Cuba necesita prosperar, pero no sacrificando su alma.

-Yadira, ¿Cómo ves el futuro de Cuba?

-Maravilloso. Es preferible ser una optimista impertérrita y obstinada sin cura, que una derrotada sin sueños. Cuba será lo que hagamos, pues lo delicioso del futuro es que sorprende siempre a todos por los giros que da.

“Tengo puesta toda mi fe en ese pedacito de tierra prometedora que seguirá desarrollándose a pesar de toda adversidad. Es una fuerza creciente que no podrá ser detenida pues este es el mundo nuevo, y nos falta todo el infinito para conquistar.

“No me importa cuántos lamentos refunfuñen los falsos profetas que predicen el fin de nuestra historia. Cuando la humilde Llave del Caribe asegure su merecido puesto en la historia, los enemigos de la joven nación no sabrán donde esconder el bochorno.

-¿Y las relaciones de la isla con Miami?

Demográficamente el sur de la Florida está cambiando continuamente. Basta con solo dar un paseo por la densamente poblada Hialeah para entender que la mayoría, o recientemente emigró de la isla, o está planeando una añorada visita a la familia que dejó.

“Muchos admiten que solamente están en este país por motivos económicos, y al mantener vivos esos lazos con los que se quedan atrás son más responsables a la hora de juzgar a Cuba. Siempre estarán los desclasados que apoyarán las hostilidades, pero se trata de una aislada minoría.

¿Qué papel crees que jugará la emigración de la Florida en el futuro y los cambios que se suceden en la isla? 

La emigración jugara un papel positivo en la política de puentes de acercamiento si ejerce el derecho al voto. Ya existen señales de cambio en las tendencias electorales, y si llegáramos a tener una democracia más participativa aquí, sin lugar a dudas ese voto favorecería a una Cuba que se mueve con reformas inteligentes. La Florida necesita estabilidad en Cuba, y seguridad en los mares compartidos.

“Cuba por su parte necesita que acabe esa guerra económica contra su modelo económico y político. Esas dos importantes premisas de desarrollo pueden lograrse muy rápido si van acompañadas por el nuevo liderazgo de políticos serios, elegidos por las nuevas generaciones de votantes.

– Yadira, como cubana, ¿ves tu futuro ligado al de la isla?  

Absolutamente. Soy muy optimista con relación a la Cuba futura. Mi identidad cultural me vincula a los cubanos de la isla, y aunque por ahora vivo en Miami, no descarto un futuro de residencia más al sur.

“Casi respiramos el mismo aire, pues estamos muy cerca. Durante la guerra fría el conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética levantó barreras artificiales que ya estorban a las nuevas generaciones de cubanos de ambas orillas.

“La mayoría de los cubanos ya se están reconciliando porque personas de buena voluntad han tendido los puentes necesarios, y aunque todavía queda algo de odio en algunos rincones de Miami presiento que algo bueno está pasando en el corazón de la nación. Las reformas en Cuba van bien, y aunque no fueran exitosas en todos los órdenes, son el único camino posible hacia una Cuba mejor a la cual estoy mucho más ligada desde ahora.

– Qué entiendes por Patria, ¿Cuba es tu Patria? 

Para interpretar la palabra Patria es casi inevitable el toque ideológico o político, y prefiero la parte sentimental y cultural. Creo que en la patria caben todos lo que se sientan parte de una colectividad, porque no concibo que alguien tenga una patria privada en su imaginación que se niegue a compartir con su prójimo.

“Ahora, si una persona tiene ideas de izquierda, y otra es más derechista, o si uno es conservador y el otro liberal, creo que la patria debe cobijarlos a todos, y ese es el papel del Estado: unir a todos los hijos de la Patria.

“Yo soy ciudadana de los Estados Unidos, respeto las leyes del país donde he crecido, pero mi corazón jamás se fue de Cuba. De esa islita querida me fui llorando, y las lágrimas casi no me dejaron ver el Morro, que se perdía en la distancia. Pero fue bueno haber llorado por ella. Hay tristezas que con el paso del tiempo se convierten en una poderosa fuerza vital, casi alegre. Sí, Cuba si es mi patria.       www.arnaldobal.wordpress.com

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