Barbarie y civilización

By Yadira Escobar on

Alex Otaola, conocido por sus vídeos en las redes sociales, dice que fue golpeado por un reguetonero cubano. Otaola usualmente comenta y critica la vida cultural más novedosa de los cubanos añadiendo sus opiniones personales contra el sistema político cubano. Otaola es MUY gay y parte de su imagen pública esta apoyada en esa orientación sexual, de la cual saca lasca y explota todo el tiempo. Sus chistes dichos en boca de un heterosexual podrían ser clasificados como homófobos como cuando dijo en un programa humorista de la TV local en Miami: “La sociedad sigue siendo discriminatoria con las minorías…bueno digo minoría por decir algo, porque en Miami cada vez somos más.” Más adelante añadió que la causa debería estar en el cloro del agua o en la carne de las vacas llenas de hormonas femeninas o de las vacas “locas” en clara alusión a un término despectivo hacia los homosexuales usado en Cuba. La verdad es que en Estados Unidos es costumbre ya que solo los negros pueden hacer chistes de los negros, los latinos de los latinos o los judíos de los judíos, así que Otaola puede muy bien quedar justificado en su estilo de trabajo y sentido del humor dentro de la cultura estadounidense.

El caso que me hace escribir sobre este cubano es que Otaola denuncia haber sido golpeado violentamente por un reguetonero cubano conocido como Yomil, y peor aún; de ser amenazado de muerte por causa de sus comentarios.

A mi en lo personal nunca me han podido tocar un pelo, pero si lo han querido hacer y detesto esa actitud despótica de querer sepultar en vida con violencia colectiva a los diferentes. Hay quienes declaran en el ciberespacio cubano que tienen ganas de matarme. ¿Me asombran? A estas alturas no. En Miami hay una cultura barbara que llega al terrorismo en su expresión más extrema. Creo que cuando se llega a ese grado de bajeza, no hay cura. Me compadezco de Otaola por haber sufrido un encuentro tan desagradable, aunque en este caso aparentemente el atacador no viene de la derecha extrema que yo he sufrido en Miami, pues Otaola más bien es de derechas. Es oportuno que haya sido publica su denuncia del incidente, porque quedarse callado tan solo incita a los Neandertales.

De más está decir lo importante que es para la reconciliación entre cubanos la buena costumbre del respeto a la libertad de expresión. Las leyes en Estados Unidos son muy claras: no puedes bajo ningún concepto golpear a nadie, ni siquiera tocar su cuerpo. La libertad de expresión tiene sus limites por supuesto, no puedes promover el terrorismo, no puedes hacer llamados verbales al uso de la violencia contra personas ni a la destrucción de propiedades. Es posible que Otaola con sus extravagancias o su amanerada expresión irrite a quienes sufren sus criticas, pero hay que mantener el control emocional y de ninguna manera excusar a los guapos o a los machistas, que después de todo, también irritan a otros cubanos con sus maneras y vulgarismos sin ser golpeados por ello.

Tras ese lamentable incidente numerosos usuarios en Internet han justificado la agresión por una cuestión de “honor” ( un honor viril ), como si las percepciones y valores de un grupo social estuvieran por encima de la ley.

No puedo juzgar al Reguetonero todavía del todo, porque solo sabemos de la queja de Otaola, porque nos faltan elementos de juicio. Yo juzgo las respuesta machista y de bajo mundo de los usuarios en Internet que asumen que “si golpearon a Otaola es porque se lo buscó”, y que para los homosexuales no hay espacio entre nosotros, los cubanos.La reconciliación entre cubanos nunca será posible si sobreviven las taras del pasado. Una masa homogénea puede parecer muy democrática numéricamente hablando, pero si no posee una conciencia cívica corre el peligro de aplaudir los atropellos contra los débiles, como ya ocurrió en el pasado cuando ocurrieron actos de repudio de extrema izquierda contra marginados sociales en la Cuba de los 80. También ahora con el auge de la nueva derecha en Miami, se nota un incremento en los actos de repudio virtuales, y el apoyo unánime a posiciones de extrema-derecha notándose un descenso en la diversidad de pensamiento entre cubanos emigrados. La unidad nacional no es posible si se maltratan a las minorías, eso es barbarie, y la reconciliación solo es viable entre gente civilizada. Los cubanos estamos obligados a ser civilizados si queremos una Cuba mejor.

 

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