La nueva burguesía cubana le está haciendo trampas al socialismo en la isla. No quiere pagar impuestos, se beneficia de los subsidios del sistema y recibe asistencia médica gratis. La empresa privada cubana es importante, pero como se está desarrollando en un medio no competitivo e infectado con el mercado negro, está prosperando de manera torcida y corrupta. El mal ejemplo de estos comienzos está fomentado el surgimiento de mafias.
Ya es cuestión de tiempo la restauración de un capitalismo de periferia lleno de injusticias que abrirá finalmente las puertas a la auto-denominada derecha de Miami. Nadie se acordará que quienes iniciaron el regreso a dicho capitalismo no fueron precisamente los disidentes ni los exiliados, sino aquellos cuenta-propistas que no tenían nada que ver con la derecha política y contaban muchas veces con la publicidad escondida en los medios de comunicación estatal para promover sus negocios privados.
No importa si es un contrarrevolucionario, un oficial retirado del Ministerio del Interior o un viejo militante del PCC; el que inicia un negocio en Cuba, lo hace para ganar dinero. En ese proceso hacia el éxito personal, se necesita de una mentalidad de empresario que empuja a un tipo de egoísmo, que por mucho que adornemos, entra en conflicto con el interés de los demás. Si se consigue en el mercado negro harina de trigo robada de los almacenes estatales o se decora un paladar con peces disecados que antes estaban en un museo, debe haber un castigo para ese egoísmo.
Estoy a favor de cada vez más introducir elementos de mercado en Cuba, cosa que traté de explicarle una vez a Pedro Sevcec en la TV, pero el estaba demasiado aturdido con el rumor falso de que soy una agente comunista del gobierno cubano para escucharme. La libre iniciativa motiva a los emprendedores para luchar por sus familias pero sólo hay una camino y una forma de hacer negocios: honradamente. Por eso tenemos sólo una manera de prosperar a Cuba: con pasos precavidos pero firmes.
Ahora, cuando un corrupto llega demasiado lejos, entonces es muy probable que para escapar del castigo se decida también a sobornar para ir “prosperando” en su nueva vida burguesa. Como él no es el único, estamos ante el surgimiento silencioso de una clase que va a trabajar por desacreditar a su competencia estatal desde posiciones de poder. No debemos olvidar que en Cuba no están abriendo negocios los cubanos exiliados, sino personas que lograron escalar en la burocracia estatal hace años (en casi la mayoría de los casos) y que cuentan con redes de amigos en muchas esferas del poder dentro y fuera de la isla.
No es extraño que las clases emergentes conspiren para consolidar sus conquistas. Veremos por lo tanto en Cuba un fenómeno artificial, manejado para hacer fracasar todo lo colectivo y que se eleve todo lo que sea privado. El Pulpo criollo no solo obra mal; pretende concretar sus conquistas con un cambio de régimen ahora que cree estar lo suficientemente fuerte para resistir y crecer. Siempre se quiere más y la privatización de la Revolución será por etapas contando con el desánimo y la propaganda continua de fuerzas internas y externas. Si los cubanos realmente preocupados por el destino de Cuba no cerramos filas, dejando a un lado las diferencias, el dinero dirá la última palabra.
Les recomiendo este magnifico escrito de Iroel Sánchez que trata sobre el conflicto entre lo estatal y lo privado, y de los trucos que el sector privado está usando para privatizar los beneficios y socializar los costos.
***Actualización***
Un ejemplo de un área del cuenta-propismo vulnerable a la corrupción es el de los artesanos cubanos. A través del Fondo de Bienes Culturales, los artesanos pueden salir de Cuba para comprar materiales básicos, herramientas e incluso maquinas de apoyo a la artesanía con la carta de importación, que es una licencia especial. Luego pueden vender su producción a clientes nacionales que incluye a empresas y ministerios. Claro, no es lo mismo una maquina artesanal que un equipo industrial que debería pagar una fuerte suma de dinero al pasar por la Aduana, como ocurre en el resto del mundo. Es ahí donde surge la corrupción que va desde la falsificación de dichas licencias, hasta sobornos para poder pasar maquinas industriales sin contribuir económicamente al pais.