DEJEMOS EL COOPERATIVISMO POR EL BIEN DE CUBA

By Yadira Escobar on

   El estado que es posterior a la familia, tiene un problema muy serio con la institución familiar como fórmula para las crisis (sobre todo en el mundo rural). Los kibbutzim en Israel son el ejemplo más claro del fracaso del cooperativismo rural basado en colectividades artificiales, y las granjas australianas y norteamericanas basadas en colectivos sanguíneos (familia) a pesar de  las malas acciones de Monsanto y de otros monstruos financieros, sigue siendo la empresa rural más eficiente hasta el momento.

Los seres humanos asociados por lazos cooperativos generalmente esperan más del grupo que lo que estan dispuestos a dar. El desprendimiento altruista puede funcionar en comunidades religiosas muy especificas o en periodos de tiempo muy corto de revoluciones sociales, donde la gente se asocia movidas por un entusiasmo pasajero basado en propaganda. Con el tiempo toda colectividad rural no basada en lazos familiares esta condenada al fracaso en primer lugar por falta de liderazgo fuerte (padre de familia campesina), pero también por la asociación oportunista de personas con baja productividad debido a la edad, enfermedad o defectos del carácter.

El plan más o menos socialista de cambiar al ser humano y convertirlo en una persona al servicio de los demás, choca en todas partes no con el egoísmo humano como a menudo se dice, sino contra la familia. La institución familiar que a los socialistas se les ocurre como un grupo cerrado y reaccionario funciona en el ambiente rural como empresa basada en la cooperación, en la obediencia a un jefe natural (padre o madre en dependencia a la cultura) en la autonomía, el ahorro y la alta productividad (cuando la tierra que administra no es demasiado pequeña).

En Cuba el cooperativismo ha fracasado en primer lugar por la campaña sistemática de desprestigio cultural hacia todo lo rural practicado por el cine y la Televisión durante décadas. Los campos cubanos necesitan al menos un canal de televisión que represente la cultura rural, y los intereses del campesinado cubano, porque eso de hacer chistes de “guajiros brutos” y de fomentar como ideal la vida urbana con seguridad influye en el mundo rural. El cooperativismo frente a ACOPIO, y a la falta de insumos y técnicas modernas, solo sirve para retrasar el desarrollo rural sobre todo porque es una empresa basada en un colectivismo falso no basado en el amor y el desprendimiento natural en medios familiares. Desgraciadamente el cooperativismo rural es un resultado directo de la ideología comunista y se han forzado muchas cosas para imponerlo de forma artificial en la economía rural.

El gobierno cubano puede hacer mucho por el mundo rural, sin privatizar las tierras pertenecientes a toda la nación. Las tierras deben ser arrendadas al menos por un periodo de 40 años, con posibilidad de renovación del contrato, pero deben ser arrendadas a familias campesinas, sin poner en peligro la economía del país con más experimentos socialistas. Ser prudentes y conservadores en el campo es ser responsables. Bancos de fomento agrícola con micro-créditos, con reservas de semillas, con almacenes refrigerados subsidiados por el estado, son la mejor solución. Apoyar a las empresas familiares en el campo, y dejar que los intermediarios hagan dinero sin miedo al capitalismo, que con los impuestos todo se equilibra, son la mejor opción para que Cuba no tenga que comprar más alimentos en el mercado mundial, teniendo la ísla una tierra tan fértil.

 

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