World Learning y los teenagers cubanos

By Yadira Escobar on

 

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Un joven cubano explicó ayer en el programa de la Mesa Redonda en Cubavision, como junto a otros jóvenes de varias provincias (nadie habló de Camagüey) participó en un programa de “Liderazgo de Verano para la Juventud Cubana”.  El programa les permitió visitar Estados Unidos y convivir con familias norteamericanas durante el verano de los últimos dos años. Quedó muy claro el carácter subversivo de quienes organizaron el proyecto desde World Learning.

Con lujo de detalles se explicó la polítización a que fueron sometidos. Me llamó la atención el hecho de que les prohibieran compartir en las redes sociales su experiencia día a día mientras estaban en territorio estadounidense. Sin embargo, allí estaba ese muchacho en Televisión nacional diciéndole a todo el mundo que siendo el presidente de la FEM en su escuela había participado en un programa donde se enseñaba oratoria y otras habilidades de liderazgo.

Cuando el conductor del programa le preguntó a Alejandro si de alguna manera se sintió manipulado, el contestó:

“Yo creo que manipulación es un termino muy fuerte”, para luego añadir más adelante:

-No somos traidores, como muchos han pensado…etc, etc.

Para mi es ser ingenuo u oportunista eso de aceptar una beca de parte de quienes te sancionan, para que te enseñen a pensar y ser “líder” del pensamiento de otros.

El joven dijo también: “lo que más nos llamó la atención a todos los participantes fue el hecho de poder viajar a los Estados Unidos, un grupo de 34 jóvenes cubanos, y pasar ahí experiencias de todo tipo lejos de nuestros hogares, de nuestros padres, y en un país totalmente diferente donde ¡hicimos de todo! Por supuesto dentro de lo establecido, dentro de lo legal…”

Esto me preocupó. Demasiadas veces se exagera el conflicto generacional en nuestro mundo occidental. Se crean verdaderas modas del pensamiento para disimular los conflictos de clases. Ya cansa. Padres contra hijos o vice-versa. No sólo erosionan a la familia, sino la base de cualquier sociedad civil que por lo tanto será mas fácil de dominar. No parece ético querer irse lejos para escapar al juicio moral de tu comunidad como insinúa este joven pero claro, este juicio mio ya debe estar sonando un poco “arcaico”. Sigamos. El joven cuenta que pudo conocer el modo de vida del norteamericano promedio, pero no nos dice a que grupo conoció. Este país es muy diverso, tal vez mas que nunca. No sabemos si lo alojó una familia de origen germánico que glorifica la vida rural o unos evangélicos que aman su libertad religiosa, o si escucharon expresiones en Yiddish por algún abuelo polaco, o si fue una familia latina donde el español hizo todo el proceso mucho más cómodo. Según relata un participante, en una de las casas donde se quedaron los adolescentes había una bandera americana que había que pisotear porque era la alfombra. La bandera aquí adorna muchos hogares como cuadro colgado en la pared, servilletas o jarrones pero encontrar una de trapo tirada en el piso. Es bastante raro en los Estados Unidos (aunque no imposible). Lejos de enseñar respeto, ese detalle más me parece ser un alarde de extremo liberalismo, que sería muy negativo de imitarse en Cuba.

Para entender como la globalización neo-liberal promueve valores contrarios a la familia o a lo nacional no hace falta participar en lejanos cursos de verano, basta escuchar a los que regresan graduados. Esos jóvenes cubanos en mi opinión estuvieron más cerca de funcionarios y burócratas que de la sociedad civil norteamericana. Nada de lo aprendido ayudará a una Cuba mejor.

En 1898, un pedagogo norteamericano (Harrou) fundó una organización con el objetivo de: “to stamp the american educational system upon Cuban ignorance and laxity” (imposición del sistema docente norteamericano sobre la ignorancia y negligencia cubanas). El proyecto “no gubernamental” del año ’98 logró que más de 300 Universidades en los Estados Unidos se ofrecieran para de forma gratuita recibir a estudiantes cubanos y puertorriqueños que se comprometieran a regresar a sus tierras una vez graduados.

Harrou luego informó en The American Monthly Review of Review:…educándolos (a los becados) y liberándolos de la maléfica influencia del militarismo, infiltrando en sus jóvenes corazones las doctrinas de la paz, el orden, del amor al trabajo…debían luego regresar a la isla a ocupar posiciones claves en el manejo de los asuntos del país. Como se repite la historia.

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Y como no podía faltar el racismo y el odio a la cultura latina, Harrou añadia más adelante:

“…El educador norteamericano, necesita revestirse de cierta paciencia al comenzar la educación de estos jóvenes latinos, pero de toda la amalgama de razas con quien nuestro pueblo (norteamericano) ha estado casi siempre en intimo contacto, esta resulta de la mayor novedad. Sus ideas respecto a la libertad son incongruentes, parecen haber sido creados para vivir de la imaginación, cada familia es como una especie de tribu rindiéndole tributo a algún ídolo con cuyo apoyo y simpatía cuentan siempre en los casos de apuro.”

Los actos de reafirmación revolucionaria entre estudiantes a todo lo largo de la isla en estos días pudieran ser una señal de radicalización nacionalista en respuesta a una subversión destinada a adolescentes cubanos. Hoy los retos de la normalización son enormes para la parte más débil, que es Cuba. Hay que evitar la colonización cultural. Son dos culturas diferentes. Dos democracias diferentes y una manera distinta de entender los derechos humanos. Deben suspenderse todos los proyectos subversivos si se quiere avanzar en dicha normalización. De lo contrario, seguiremos en lo mismo.

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