Cuando a Jorge Ramos le dijeron en un evento de campaña de Donald Trump: “vete de mi país”, solidarice con él como periodista hispano frente a un maltrato evidente. Ahora que pretende hacer política interna en Cuba, no le voy a decir: NO TE METAS CON MI PAÍS. Sin embargo, si considero mi deber llamar la atención a su continua acción injerencista a favor de la contrarrevolución de la extrema derecha en Miami.
Ramos dice en su último articulo:
…“espero algún día, regresar con mis dos hijos. Paola y Nicolás nacieron en Miami, llevan sangre cubana y quisiera acompañarlos a los lugares donde crecieron sus abuelos. Me imagino que sería una visita parecida a la que hice a Chile tras la salida de Augusto Pinochet o a Sudáfrica luego del fin del apartheid.”
Eso me parece totalmente parcializado, como cuando en sus reportajes por la visita de Juan Pablo II a Cuba en 1998, provocaba a civiles desconocidos en Camagüey diciendoles frente a las camaras: “¿Ustedes son de la seguridad del estado?”,luciendo mas bien como un amarillista farandulero que otra cosa.
Yo veo a un periodista que se hunde en un abismo atraído fatalmente por la más rancia derecha maquillada de liberal y por eso habla de derechos humanos, dictaduras y democracia como si los pueblos fueran tontos. Una isla que sufre sanciones económicas y que sólo hace un año y unos meses tiene una embajada norteamericana, puede tener un sistema “totalitario” en medio de su emergencia para defender su soberanía, y eso tiene sus ventajas y sus desventajas para el pueblo por supuesto, pero no deja de ser una opción de supervivencia. De ninguna manera se mejora con injerencias, y mucho menos como dice Ramos literalmente en su ultimo articulo:
“A las dictaduras hay que tumbarlas.”
Según dice Ramos en dicho articulo, algunos cubanoamericanos que vivieron en “el monstruo” nunca fueron consultados y no creen en los poderes mágicos de Obama. Bueno, aclaro que para el imaginario cubano, el único monstruo es aquel Estados Unidos que le tocó vivir y conocer a José Martí. Aquel era el Estados Unidos que pretendía impedir la independencia de Cuba y preferia que la isla siguiera en las manos cansadas del decadente imperio español. Ramos no se debe apropiar de nuestro vocabulario nacional para falsear la realidad, y torcer el verdadero significado de nuestras expresiones.
Jorge Ramos dice que le gustaría que Fidel y Raúl se pudrieran en una cárcel y que “la gran ilusión es que la reciente apertura de Estados Unidos hacia Cuba y el próximo viaje del presidente Barack Obama a La Habana logren un cambio en la isla”. El problema de Jorge es que asume que Obama es una esperanza para los cubanos porque representa al lado más fuerte en la normalización. Yo creo que él no ve ni de lejos la necesidad imperiosa de Estados Unidos de ser reconocido por Cuba. Se que esto puede parecer una extravagancia política, pero si miramos a latinoamerica como región en disputa podemos descubrir el elemento mediador de Cuba entre la América Latina y la anglosajona.
Fidel y Raúl no se van a podrir en una cárcel y Obama se va a encontrar con el presidente del Consejo de Estado de Cuba legitimando totalmente al estado cubano. También se va a encontrar con la vieja disidencia, pero eso es un adorno sin mayores consecuencias, y todos esos opositores lo saben y ya los veremos quejandose y exigiendo la luna y las estrellas, porque los sobornos de las potencias extranjeras los tienen malcriados.
Nota: Ramos estuvo casado con la hija de Carlos Alberto Montaner, y dicha union produjo una hija. Voy a resistir decir la frase de ‘dime con quien andas y…’ ay, no vale, ya se me escapó a medias el proverbio.