RARAS NOSTALGIAS

By Yadira Escobar on

nostalgia

Caminando por el viejo Camagüey pude observar esas casas tan legendarias y trasladarme algo en mi imaginación a los días en que el orgullo nacionalista de sus habitantes, y el sentimiento de amor a la Patria fue suficiente como para que renunciaran a muchas cosas materiales con tal de perseguir la idea emancipadora. Pienso también cuando Estados Unidos ocupa la isla, y todas las consecuencias que trajo esa ocupación para la etapa formativa del sistema republicano que soñaban los revolucionarios independentistas.

Recientemente Eusebio Leal Spengler tuvo una palabras muy bonitas  hacia el viejo Camagüey y dijo literalmente entre muchas cosas: “En ese espacio territorial se vivieron cosas muy intensas desde el punto de vista ético para Cuba.  Es una ciudad y un territorio depositario de una muy temprana idea emancipadora, un territorio donde tuvo una enorme importancia el papel de la familia, de familias que se unieron en vínculos casi endogámicos, para formar los Betancourt, los Cisneros, los Montejo, los Agramonte, los del Castillo, los Varona, formando una especie de geografía moral muy particular”.

También Eusebio Leal se refirió al tema de los “famosos tinajones” y dice haberlos visto muy lejos de donde se hacían. Dice Eusebio: “He visto tinajones ya identificados como de Puerto Príncipe, y firmados en el Perú, en Trujillo.” Bueno, el caso es que precisamente hablando de tinajones, su producción fue inmediatamente detenida, e inmediatamente regulada su comercialización por las autoridades norteamericanas en los días del gobierno interventor, y siempre me he preguntado ¿Porque?

Siendo todavía Cuba colonia española, andaban por toda la isla norteamericanos muy curiosos interesados en cosas tan simples como por ejemplo el tipo de frutas que se daban en cada región, o en costumbres tales como la siesta del mediodía o las peleas de gallos. No es un secreto que estudiaban una tierra que consideraban que seria suya de forma natural, por la cercanía geográfica me imagino, pero también por miedo a que otras potencias europeas se instalaran de forma solapada detrás de una república demasiada joven e inexperta en el gobierno propio.

Al regular la producción de tinajones no solamente se hacia una injerencia en la actividad económica, sino también (y quizás más importante) en la identidad cultural. El nacionalismo mínimo necesario a las nuevas instituciones seria bueno para los cubanos, pero también seria un obstáculo para los intereses norteamericanos, y quizás “el Príncipe” era un lugar demasiado simbólico para no ser tomado en cuenta a la hora de influir en el nuevo estado.

NOTA: Comparto con ustedes está vieja foto de cuando inauguraron la estatua a Ignacio Agramonte (El Bayardo; como se le recordaba) que fueron dadas a mi por una gran amistad en Camaguey, Cuba.

PARQUE IGNACIOAGRAMONTE CAMAGUEY

 

parque ignacio agramonte antiguo

 

 

 

 

 

 

 

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