LAS VICTIMAS DE LA DICTADURA DE BATISTA

By Yadira Escobar on

Esta foto la tome en mi ciudad natal (Camagüey) y muestra un mural hecho por niños en una pared de barrio, que a mi me parece reflejo típico de una revolución social con fuertes bases populares.

El pueblo no se equivoca en su voluntad, porque su busquedad de una vida mejor es auténtica, y aunque fracase completamente, o parcialmente en lograr sus aspiraciones, al menos sabemos que jamas un pueblo ha buscado un modo de vida contrario a sus aspiraciones, de manera que cuando un pueblo sufre bajo una dictadura y se sacude ese yugo mediante una revolución es bastante probable que escoja el socialismo como ideología para su república, por miedo a que retornen las viejas formas opresoras camuflajeadas bajo formas de aparente democracia representativa.

Antes del 59 Cuba agonizaba bajo una dictadura derechista que aunque no tuvo prácticamente crecimiento económico, al robarse los méritos económicos del auténticos,  pudo mostrar por un tiempo las vidrieras de un capitalismo prospero, al mismo tiempo que torturaba, asesinaba, y violaba todo tipo de derechos humanos a quienes se atrevían a pensar diferente. Una de las torturas favoritas de los paramilitares y oficiales-verdugos era el arrancar con tenazas las uñas de manos y pies, para luego apagar ardientes cigarrillos en las llagas de los infelices secuestrados, y daba lo mismo que fueras un ortodoxo, un sindicalista, o un defensor de la constitución del 40; el trato era parejo.

La revolución cubana ha cometido errores, y no logro evitar que bajo su responsabilidad se violaran derechos civiles a los cubanos, pero ni remotamente puede compararse al régimen sangriento de los militares derechistas que enluto a la nación antes del 59. El pueblo cubano ha elegido el socialismo, mientras una minoría política ha salido al exilio por no estar de acuerdo con ese contrato social, pero ya es hora de que esa minoría política regrese al seno de su nación y se reconcilie que la mayoría de los cubanos y la forma de gobierno que eligieron. El respeto a la voluntad de las mayorías es pura democracia y no una señal de debilidad como insinúan los extremistas. El terrorismo, el bloqueo económico, y la subversión de la nueva disidencia no llevan a ningún lugar feliz.

 

 

 

 

 

 

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