DEBAJO DEL PUENTE

By Yadira Escobar on

 

Estar debajo del puente, representa en el concepto occidental de triunfo-fracaso, ser un perdedor (loser). Los mendigos (homeless) eran una imagen habitual en los vídeos musicales de los 80, nadie se avergonzaba de que se vieran al lado de los rascacielos, o empujando sus carritos entre gente de cuello y corbata, pero ahora cada vez más tratan de esconderlos, y me pregunto…¿Será que ya hay demasiados y asusta su presencia?

En 1976 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía un señor llamado Milton Friedman, muy brillante en explicar a los poderosos como aprovechar los desastres naturales, o las crisis sociales en medio de las cuales la gente esta en “conmoción y confusión” para aplicar transformaciones antipopulares  a los modelos sociales (terapia de shock). El veía al mercado libre y sin vigilancia como el remedio a todos los males económicos, y se fue al Chile de Pinochet a decirle como hacer las cosas mientras la gente no tuviera gobierno propio, siempre de espaldas al “temido pueblo” inventado formulas monetarias de éxito para cuatro gatos y dolor para “los demasiados”.

Veamos rapidito que hizo en la gran Rusia esa receta. Desde 1998 (inicio de la transición), más del 80 % de las granjas agrícolas rusas estaban quebradas, y 70 000 fabricas estatales cerradas dejaban el desempleo más espantoso poniendo automáticamente a 74 millones de rusos por debajo del umbral de pobreza (según el Banco Mundial). Allí la gente pensaba que solo bajo el comunismo se podía pasar trabajos y escasez. Un dicho ruso muy popular en esos dias de transición decía que cuando llegaba la visita se le preguntaba: – ¿vas a lavarte las manos con jabón?; entonces tomaras el té sin azúcar… Por esos dias muchos rusos pensarían que con la llegada del capitalismo sin controles, todos serian libres y felices, pero en realidad solo los más fuertes sacaron ventaja de la fórmula de economía suelta y especulativa. La mayoría del pueblo se empobrecio, las mafias acabaron con la paz social, y la solidaridad entre vecinos y amigos fue cosa del pasado. El antiguo colectivismo marxista tan criticado por los intelectuales y disidentes de la derecha liberal rusa, se convirtió en una memoria dulce y nostálgica para mucha gente que descubrió que la ley de la selva solo puede ser buena para el león.

No quiero ni imaginarme la fórmula de Friedman para Cuba, por eso le digo a los intelectuales cubanos que viven en la diáspora, ya sea en Miami, Madrid o Suecia, no sean irresponsables y paren ya de mal aconsejar a los cubanos, no sean traidores a su propio pueblo, y si quieren participar, sean patriotas…solo eso les pido.

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