NUEVOS RETOS

By Yadira Escobar on

cuba bienal performance

Una nueva etapa se acaba de iniciar en Cuba. Vamos a imaginarlo como una agujereada acera, donde los remiendos de chatarras inestables no ofrecen ni un solo pie de suelo firme. ¿Cómo avanzar y seguir adelante sin ninguna instrucción o mapa? Por equivocación no se puede dar un solo mal paso porque los daños serán más graves que un tobillo fracturado. A nivel demográfico, Cuba es un país envejecido, lo cual ya requiere un estudio serio en lo social frente al mercado, pero también hay otras cosas que revisar, porque este cambio histórico, es mucho más que un mueble nuevo introducido en una sala, si tratamos de no revolucionar demasiado el orden de los antiguos muebles.

Un camino lleno de peligros acecha a la nación y multitud de ataques diversos y creativos dificultan la creación de una estrategia a largo plazo de resistencia a la injerencia.

El dogma no ayuda, y tampoco el discurso construido bajo otras circunstancias. La respuesta debe ser creativa y llena de pasión nacionalista o de lo contrario la verdad quedará atrapada en teorías políticas diseñadas para todo menos para resolver los problemas nacionales.

El mes pasado el mundo supo que Estados Unidos y Cuba normalizaban una relación afectada desde mediados del siglo pasado. La mayoría de los cubanos se alegraron por el acercamiento, pero como es lógico los enemigos de esa voluntad general se sintieron mal y no se sumaron a la felicidad del pueblo cubano.

La industria de la contrarrevolución vio en peligro su negocio que se sostiene precisamente con fondos federales destinados al cambio de régimen en la isla mediante subversión no mediante acercamientos diplomáticos.

La extrema derecha, que vive bastante del conflicto comenzó a planear como sabotear la decisión política del gobierno de los Estados Unidos. Por otra parte y a mayor velocidad se desarrollaba una provocación desde el exterior que inundó el sistema cubano de telefonía móvil con millones de mensajes haciendo llamados subversivos al mismo tiempo que la página cubana Cubadebate.cu era clonada y sumada a los llamados en contra del orden social en Cuba.

Las fundaciones “filantrópicas” andan por todo el planeta como brazo ideológico de los poderosos y necesitan títeres con cara de pueblo. Un arte al servicio de mezquinos intereses se rebaja y puede llegar a cumplir funciones desestabilizadoras más eficaces mientras más  escándalo provoque. El relativismo moral y la confución ideológica son terrenos propicios para estallidos sociales artificialmente provocados al concentrar ciudadanos en espacios públicos sin decirles claramente para qué.

Tania Bruguera, que yo más bien califico como activista social por sus acciones, coincidió 100% con la provocación y anunció un “performance”. Nada más y nada menos que en la plaza más simbólica de la Revolución cubana, donde aparentemente no habría limites en el tiempo ni en el número de participantes, sobre todo teniendo en cuenta los millones de SMS que la apoyaban en el proyecto.

Me imagino que un proyecto de “Revolución de Colores” en esa plaza no es algo que pueda ser planeado por una sola persona. Maniobras de esa magnitud cuestan dinero. Una provocación enmascarada bajo el arte puede desatar violencia si una multitud desorientada por una convocatoria no definida políticamente choca con agentes del orden público. Por lo tanto, afirmo que hubo mala intención y nada de arte.

Como no es el fin de la historia, ni se acabaron las injusticias en nuestro mundo, los enemigos de la soberanía no van a renunciar a su vieja codicia. Este 2015 arrancó ya con una agitación que avisa lo que viene. Ahora aparecerán con espejitos y caramelos para ganar corazones ingenuos y también invitarán al debate en espacios públicos, sobre todo delante de los uniformados o frente a edificios y símbolos estatales. Con flores o banderitas de colores quieren que olvidemos la sangre que se derramó por la estrella solitaria.

Las ideologías pierden su potencia antigua y sólo el amor infinito a la Patria puede salvarnos a todos del error garrafal de confiar en quienes no sienten lo mismo.

 

PS: It’s good to be back

 

 

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