Queridos lectores, les informo que actualmente estoy intentando lograr de parte de Estados Unidos el permiso para asistir al evento oficial de la recién estrenada embajada estadounidense que se prepara para una oficial inauguración.
No sólo quiero asistir, claro, porque chocar codos con diplomáticos debe ser con algún propósito en concreto no solo socializar sin sentido. Quiero también llevar cámara y micrófono para cubrir el evento como prensa alternativa, como si tengo que estar a distancia y usando anteojos.
Por lo tanto, deben deducir que si para el Agosto 14 no estoy en la Habana es que rechazaron mi humilde petición, y claro, no pasa nada, de mejores cosas he sido excluida.
Si logro ser invitada intentaré también fotografiar a esos disidentes tan inclinados a todo lo que viene del norte, y que estoy casi segura que serán invitados casi como si fueran empleados de la misión.
Esto de abrir embajadas formales después de tanto tiempo es también muy simbólico como arreglo civilizado entre dos Estados que siempre se han tratado con algún tipo de crispación y recelo.
Me siento satisfecha por el este rumbo que beneficiará a estadounidenses y cubanos. ¡Que dicha estar viviendo en estos días! Créanme, hay motivos para alegrar nuestros corazones.
No digo fiesta porque la verdad es que sólo voy a festejar el día que se eliminen las sanciones económicas contra mi país de origen…entre otras cosas. Aunque falta mucho por pavimentar en este camino y para colmo hay que veces se roban el cemento, por lo menos ya estamos caminando.