Apagar el televisor a tiempo antes de que te amarguen el dÃa puede librarte de las malas señales del fin de nuestra civilización. Yo no se cuanta gente se habrá enterado de que varios modelos polÃticos y económicos ensayados hasta ahora han fracasado totalmente, y no tanto por la imperfección de la obra, sino por la maldad humana. Pero lo peor aún esta por venir sino ocurre un gran milagro.
La Unión Europea ha muerto, solo falta que se le haga el triste funeral. No funcionó la social-democracia, ni el estado del bienestar, ni las muchas becas universitarias que prometÃan un futuro luminoso. Ahora los paÃses más ricos exigen de regreso sus prestamos dados a los más pobres y toda la plata se botó en proyectos inútiles con toda la intención de no permitir la industrialización a los deudores. La democracia entre unos y otros solo es una mascara fea que oculta a polÃticos sin alma que se arrodillan ante los banqueros.
Estados Unidos metido en guerras sin fin contra un enemigo que ya parece estar en todas partes, mientras cada vez pierde más terreno en la América Latina debido a las torpezas de su polÃtica exterior. Los pobres aumentando, los ricos aumentando…sus cuentas bancarias en paraÃsos fiscales. Los desesperados disparándose unos a otros, los que se creen fuertes en la competencia tratando ser ser cada dÃa más malos en su camino sin retorno a una muerte espiritual. Los débiles muchas veces volviéndose cobardes en vez de buenas personas. Los que temen a Dios, esperando la salvación en los callejones oscuros de una hipocresÃa institucionalizada. Negros nubarrones y nadie tiene el entusiasmo de los nuevos comienzos.
Un planeta visitado por enormes rocas siderales que estallan como si el cielo nos estuviera disparando, inviernos que desaparecen, y el fuerte siempre abusando del débil, del extranjero,de la viuda, del ignorante…se me ocurre que lo mejor es ir al mar y contemplar las olas de siempre, el bello cielo azul que trato de captar en mis óleos, y ese olor tan dulce y antiguo de playa y salitre.